Hace unos cuantos martes (tenía bastante atrasado este post) realicé la última sesión conjunta de lectura, esta vez con:
Título: La gran fábrica de las palabras
Autor: Agnès de Lestrade
Año: 2009 (mi edición es del año 2016)
Es un álbum ilustrado precioso, no hay otro adjetivo para definirlo. Trata sobre un niño que vive en un país donde la gente es muda y solo podrán hablar si pagan por las palabras. Interesante, ¿no? pues solo añadir que, además, está enamorado de su vecina Andrea y quiere expresarle su amor. ¿Cómo lo hará? ¿Lo conseguirá? Tendréis que descubrirlo.
Este libro lo suelen incluir a partir de los seis años de edad, pero no quería dejar escapar la ocasión de leérselo a mis peques, a ver qué les parecía la historia.
Se lo leí a los niños de cuatro y cinco años pero, como quería hacer una actividad donde participase todo el ciclo de Educación Infantil, también lo leí a los distintos grupos en cada aula, incluyendo a los niños de tres años.
Es un libro precioso para enseñarles el valor de las palabras, sobre todo el valor de las palabras bonitas. También sirve para explicar que las palabras "feas" pueden hacer mucho daño. De este modo trabajamos valores como la amistad, el compañerismo, el respeto, el cariño, etc.
Hay que destacar sus ilustraciones, pues es un libro bastante grande y expresa un país triste, con colores apagados a causa de la tristeza de no poder hablar. Pero destacan con vivos colores la figura de Bruno, y aun más la figura de Andrea. A mi modo de entender e interpretar, parece que el libro quiere mostrar que el esfuerzo merece la pena y te hace valorar lo que tienes, aunque sea poco.
Este libro cuesta 16,00€ y lo encontraréis en las distintas librerías de Oviedo nombradas en las otras reseñas de libros.
La sesión fue muy buena, lástima que fuera la última mezclando cursos. Les llamó mucho la atención que las personas tuvieran que comprar palabras, y que hubiera tiendas para cada tipo de palabras. Como siempre, después de leer hemos conversado sobre la historia.
Lo principal que destaco fue:
Antes de leerles, les enseñé la portada y les pregunté
de qué pensaban que iba la historia, me dijeron que se trataba de una
fábrica donde se hacen palabras, y un niño, que ya sabía de verme haciendo el
mural, me dijo que de un sitio donde se hacen palabras bonitas.
También me dijeron que
trata de un niño que enseña a decir palabras bonitas a los que no saben.
Durante la historia estuvieron
hablando un poco, expresando las ideas que tenían, como por ejemplo: “Hay una
fábrica porque la gente no sabe y les ayuda a aprender las palabras”. “Y por
eso en la chimenea de la fábrica están todas las palabras, para fabricarlas.”
“Entonces me comunico con los gestos,
que yo sé (representación lenguaje de signos).”
Me dijeron que les encantó el cuento: les gustó cuando subían las escaleras y parecía un remolino, (a muchos toda la
parte), un niño me hacía que estaba mudo y no podía hablar (se metió en la
historia); cuando traía la palabra “más”; a otro niño cuando mete las palabras en el
caza-mariposas.
La parte que no les gustó fue cuando apareció Óscar porque
llevaba la ropa muy oscura y quería competir con Bruno por Andrea. A un niño no le
gustó la primera página porque antes de las palabras tenía que salir polvo, a otro niño cuando Óscar hablaba a Andrea. A otro niño no le gusta la escena de las
escaleras porque tiene miedo a las alturas.
Les llamó la atención la parte donde
había distintas tiendas para todo tipo de palabras, a un niño le sorprendió que
se dieran un beso al final, a otro que exista una fábrica de palabras. A otro que existan palabras tan largas. A una niña que hubiera una tienda de palabras de
verano.
No conocían este cuento, dice otro peque "¡Ni si quiera lo tengo en casa!" Y les gusta para leérselo a otros niños. No conocían ningún cuento parecido.
Las palabras bonitas que dirían serían:
te quiero mucho, beso, dinosaurio, mamá, verano, amor.
Aprendieron que los protagonistas son
Bruno y Andrea, aunque también está Óscar. Les cae mejor Bruno porque el otro
le quiere quitar de encima y porque tiene la ropa oscura. También les pregunté
si querrían estar en el país de la fábrica de las palabras y un niño me dijo que
no porque no quiere estar mudo. Les pregunté si saben por qué hicieron este
libro y me dijeron que porque no saben hablar para que aprendan palabras,
porque si alguno no sabe una palabra bonita así la aprenden. Por último, aprendieron que no se puede
decir tacos o palabras feas como morder, pegar o veneno.
Por último, hice a Bruno para pegarlo en una pared del pasillo y hacer una actividad con todas las aulas de Educación Infantil: Escribir nuestra palabra bonita preferida.
Aquí tenéis algunas fotos:
Y aquí tenéis el resultado final:
...Y colorín colorado ... este cuento se ha acabado.
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